La tempestad

Ayer estuve casi todo el día sin internet, y no pude publicar esto:

Hoy había más presencia policial en la calle y también un poco menos de gente. Pero, por lo demás, parecía un día como otro cualquiera. Parece que en esta ciudad la maquinaria no se detiene, aunque encuentre un contratiempo tan grande como el del 7-J.

Será cosa del carácter. Los españoles, más viscerales, nos lanzamos a la calle a manifestarnos, no sé si con alguna utilidad real, y muchas veces discutiendo ya desde el principio el lema de la manifestación. Los ingleses prefieren fingir que nada ha pasado, volver a su rutina y olvidar lo más pronto posible, algo que algunos de mis compañeros de trabajo, por ejemplo, han encontrado censurable. Pero, ¿es realmente eso algo reprochable? Personalmente creo que no. No quiero que mi vida se detenga, y menos que me la detengan.