Deus ex machina
Ayer fui a ver "El maquinista", esa película que ha dado tanto que hablar sobre todo por el adelgazamiento extremo al que se tuvo que someter para interpretarla Christian Bale ("El imperio del sol", "American Psycho"...), que hace el papel de un hombre que lleva un año sin dormir. Curiosamente es una producción española, y, si no me equivoco, gallega más en concreto, aunque dirigida por un estadounidense y protagonizada también por actores de habla inglesa, con la excepción de Aitana Sanchez-Gijón (con una sorprendente, por buena, pronunciación de la lengua shakesperiana) y algún que otro secundario.
Lo de Christian Bale es, sencillamente, impresionante y muy grimoso. La capacidad de transformación y de entrega a su papel es admirable, aunque no sé hasta qué punto cabal. Se trata, como ya he leído en alguna parte, de una peli más de atmósfera que de argumento, aunque también lo tiene y es realmente intrigante. La fotografía, con esa luz azulada y seca, contribuye sobremanera a crear ese ambiente de desasosiego que se siente todo el rato. Es muy efectiva (la fotografía), pero me quedé con la duda de si no será también demasiado efectista, tal vez no sea más que un truco fácil. Me llamó la atención que el argumento, con todo lo enrevesado que parece, al final se revela como muy esencial y sencillo, y la angustia del personaje principal es sorprendentemente resumible en una frase (hecha).
En detalles me recordó a varias películas de Hitchcock, a "Memento" y a otra peli que prefiero no decir, porque a mí me la mencionaron como referente y me dio una pista acerca de por dónde iban los tiros que me hizo adivinar partes del desenlace un poco antes de tiempo. Aún así, es una de esas historias en la que estás todo el tiempo desconcertado, preguntándote qué está pasando realmente y cuál es la causa primera (que la hay) de todo lo que está sucediendo, algo que me encanta cuando voy al cine. Sí, es de esas de pistas falsas en la que el director nos conduce al terreno que él quiere en cada momento para mantener la línea de tensión hasta el final.
Y lo mejor es que todo encaja, y salimos del cine con una buena dosis de respuestas a todas nuestras preguntas (en oposición a Lynch, que siempre abre nuevos interrogantes, aunque esa es otra historia). Bueno, hay algunos detalles medio borrosos que siempre se pueden repasar en un segundo visionado. Porque también es una de esas películas que se pueden ver desde perspectivas completamente distintas las tres primeras veces: en la inicial, lo que manda es la sorpresa; la segunda sirve para repasar la historia y cómo todo encaja siendo como somos más listos por todo lo que ya sabemos; la tercera probablemente sea la que ya menos aporta, hemos perdido el factor sorpresa y ya hemos atado todos los cabos. Así que, seguramente, lo mejor sea verla dos veces y luego olvidarla hasta que hayan pasado unos años (o salga en DVD).
Por resumir un poco el resto de esta semana (¿santa?), podría decir que he trabajado mucho y muchas horas, que regresó por fin Luis de sus vacaciones, que estuvieron Emma y Jose de visita el finde, que Ana se compró un hulahop y que estoy muy apenado por la muerte de Joaquín Luqui, que formó parte de mi adolescencia y que espero que allá donde esté siga bien, happy, happy.
Lo de Christian Bale es, sencillamente, impresionante y muy grimoso. La capacidad de transformación y de entrega a su papel es admirable, aunque no sé hasta qué punto cabal. Se trata, como ya he leído en alguna parte, de una peli más de atmósfera que de argumento, aunque también lo tiene y es realmente intrigante. La fotografía, con esa luz azulada y seca, contribuye sobremanera a crear ese ambiente de desasosiego que se siente todo el rato. Es muy efectiva (la fotografía), pero me quedé con la duda de si no será también demasiado efectista, tal vez no sea más que un truco fácil. Me llamó la atención que el argumento, con todo lo enrevesado que parece, al final se revela como muy esencial y sencillo, y la angustia del personaje principal es sorprendentemente resumible en una frase (hecha).
En detalles me recordó a varias películas de Hitchcock, a "Memento" y a otra peli que prefiero no decir, porque a mí me la mencionaron como referente y me dio una pista acerca de por dónde iban los tiros que me hizo adivinar partes del desenlace un poco antes de tiempo. Aún así, es una de esas historias en la que estás todo el tiempo desconcertado, preguntándote qué está pasando realmente y cuál es la causa primera (que la hay) de todo lo que está sucediendo, algo que me encanta cuando voy al cine. Sí, es de esas de pistas falsas en la que el director nos conduce al terreno que él quiere en cada momento para mantener la línea de tensión hasta el final.
Y lo mejor es que todo encaja, y salimos del cine con una buena dosis de respuestas a todas nuestras preguntas (en oposición a Lynch, que siempre abre nuevos interrogantes, aunque esa es otra historia). Bueno, hay algunos detalles medio borrosos que siempre se pueden repasar en un segundo visionado. Porque también es una de esas películas que se pueden ver desde perspectivas completamente distintas las tres primeras veces: en la inicial, lo que manda es la sorpresa; la segunda sirve para repasar la historia y cómo todo encaja siendo como somos más listos por todo lo que ya sabemos; la tercera probablemente sea la que ya menos aporta, hemos perdido el factor sorpresa y ya hemos atado todos los cabos. Así que, seguramente, lo mejor sea verla dos veces y luego olvidarla hasta que hayan pasado unos años (o salga en DVD).
Por resumir un poco el resto de esta semana (¿santa?), podría decir que he trabajado mucho y muchas horas, que regresó por fin Luis de sus vacaciones, que estuvieron Emma y Jose de visita el finde, que Ana se compró un hulahop y que estoy muy apenado por la muerte de Joaquín Luqui, que formó parte de mi adolescencia y que espero que allá donde esté siga bien, happy, happy.
publicado por eurocero a las 11:36 p. m.
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