Hablar por hablar

Hay un programa que he empezado a utilizar hace poco que puede suponer una auténtica revolución en el mundo de las telecomunicaciones, por rimbombante que esto pueda sonar. Se llama Skype y puede descargarse gratuitamente en skype.com (la versión en español está en http://web.skype.com/skype.es.html).

En principio la cosa es sencilla y no parece una gran novedad: cualquier persona que tenga este programa instalado puede hablar gratuitamente con cualquier otra persona en el mundo que también lo tenga en su ordenador, sólo se necesita un micrófono, por sencillo que sea (a mí me funciona perfectamente con el que viene integrado en mi portátil, que digo yo que no será gran cosa). Esta forma de comunicarse ya era factible a través de los messengers de Microsoft o Yahoo!, por ejemplo, pero la calidad de sonido siempre dejaba bastante que desear. Skype, por el contrario, se oye igual o mejor que un teléfono convencional (siempre mucho mejor con auriculares, de otro modo se puede producir un eco bastante molesto).

Pero, atención, la novedad radica en que no sólo se puede hablar de ordenador a ordenador, sino también de ordenador a teléfono. Esto ya no es gratis, sino que hay que comprar crédito que se va descontando a medida que llamamos, pero la tarifa que te cobran por llamar a un teléfono fijo de Europa, Estados Unidos o Australia, por ejemplo, es de risa: 0.02€ por minuto (1.20€ la hora). Esta tarifa es la misma para llamadas a móviles de Estados Unidos o Canadá, pero desafortunadamente no para móviles europeos (unos 23 céntimos de euro por minuto cuesta llamar a un móvil del Reino Unido, por ejemplo, aún así más barato que cualquier operador convencional, ¿no?).

Esto es Skype contado grosso modo, pero recomiendo navegar por su página web para descubrir todas las posibilidades que tiene. Y, nada, todos esos perezosos del e-mail a partir de ahora no tienen excusa, que una llamadita de vez en cuando no cuesta nada (literalmente).