Mecano es un grupo al que siempre le he tenido mucho cariño, que todavía conservo hoy en día. No en vano, fue mi banda favorita entre los ocho y los diecisiete años, aproximadamente, desde su álbum de debut hasta el "Aidalai". Los descubrí gracias a mi hermano, que se compró el single de "Me colé en una fiesta" cuando yo era pequeño, algo bastante extraño, por cierto, porque sus gustos nunca han ido precisamente por ahí. A partir de entonces, me enganché a ese curioso e inimitable trío, jugaba a hacer playbacks con mi prima Carmen (bueno, no exactamente playbacks, ella siempre quería ser Jose María y yo Nacho, ninguno de los dos se pedía nunca ser Ana) y empecé a comprarme todos sus discos en el mismo momento de su lanzamiento.
Aún hay muchas canciones de ellos que me siguen gustando como el primer día, y me siguen pareciendo unos pioneros del pop en español y un grupo absolutamente original y, como he dicho, inimitable. Coincidiendo con el lanzamiento, no hace mucho, del disco de homenaje que les han hecho y del estreno del musical "Hoy no me puedo levantar", me gustaría hacer un pequeño análisis sobre sus surrealistas letras. El hecho de que las tenga tan asumidas, y que muchas veces las memorizara sin atender a muchos detalles, hizo que a menudo pasara por encima de cosas que, ahora, con perspectiva, son dignas de atención.
Ya desde el principio se sacaron de la manga frases tan peculiares como estas, que cantamos con toda naturalidad sin reparar en su ¿contenido?:
"Allí me colé, y en tu fiesta me planté. Coca-Cola para todos y algo de comer". ("Me colé en una fiesta").
De vez en cuando, no se cortaban en absoluto en introducir deslices lingüísticos:
"Este cementerio no es
cualquiera cosa, pues las lápidas del fondo son de mármol rosa". ("No es serio este cementerio").
"Te dije: 'Nena, dame un beso'. Tú
contestastes que no". ("La fuerza del destino").
"No hay que esperar milagros porque tampoco los pedías cuando
hicistes el amor". ("Ay qué pesado").
Uno de los géneros clásicos de Mecano es la canción-leyenda, que a menudo terminaban con epílogos sobrenaturales como los siguientes:
"Y las noches que haya luna llena, será porque el niño esté de buenas. Y si el niño llora, menguará la luna para hacerle una cuna". ("Hijo de la luna").
"Incluso hay gente que asegura que, cuando hay tempestad, las olas las provoca Miguel, luchando a muerte con el mar". ("Naturaleza muerta").
"Una noche por el telescopio, una nueva luz apareció. Nadie pudo darle una explicación al asomo del nuevo sol. Y si hacemos caso a la leyenda, entonces tendremos que pensar que en la tierra hay un perra menos, y en el cielo una estrella más". ("Laika").
Si bien una de las características de sus letras era la claridad y el llamarle a las cosas por su nombre, a veces se ponían excesivamente crípticos, sobre todo Jose María, y costaba un poco seguir exactamente el argumento de la canción:
"Entre el cielo y el suelo hay algo con tendencia a quedarse calvo de tanto recordar. Y ese algo que soy yo mismo, es un cuadro de bifrontismo que sólo da una faz. La cara vista es una anuncio de Signal, la cara oculta es la
resulta de mi idea genial de echarte. Me cuesta tanto olvidarte...". ("Me cuesta tanto olvidarte").
"Cuando regresa, no hay más que un somier taciturno que usar por turnos". ("Cruz de navajas").
¿Un anuncio de Signal? ¿La cara oculta es la
resulta? ¿Un somier taciturno?. Um, creo que me he perdido.
Algunos estribillos de Nacho tampoco eran moco de pavo. ¿Qué pretendía decirnos exactamente con esto? ¿Habría algún mensaje oculto?:
"Ay, Dalai Lama, Dalai Lama, Dalai. Ay, Dalai Lama, ay, Dalai, Dalai. Ay, Dalai". ("Dalai Lama").
Vete tú a saber... Pero para mí lo más valiente y chocante siempre han sido esas rimas imposibles. ¿Quién más se atrevería a rimar "amantes" con "elegantes", "antes" y "guantes"?:
"Yo soy uno de esos amantes, tan elegantes como los de antes, que siempre llevan guantes". ("Los amantes").
Machín es una palabra ciertamente difícil de rimar, pero como estamos hablando de maracas, nos quedaría muy bien introducirla, así que utilicemos la imaginación:
"Hawaii-Bombay, toco una maraca. Pachín, pachín, canto una de Machín". ("Hawaii-Bombay").
¡Conseguido! Otro truco si no se encuentra la palabra adecuada es hacer una pequeña variación e introducir un neologismo:
"Hawaii-Bombay, a la luz del flexo. Hawaii-Bombay, nos damos un
bexo". ("Hawaii-Bombay").
Y más colmos de la rima consonante. ¿Con qué rima "tranvía? Con "vía", por supuesto...
"Te levantas, y al tranvía. Tú vas mirando la vía." ("Japón").
¿Y "dependientes"...?
"Entre los muebles y los dependientes, he visto un cuadro, he visto unos pendientes." ("Busco algo barato").
Pero, atención, que aquí llega la más absoluta perfección de esta técnica. No contento con rimar "gritos", "pitos", "españolitos" y "bajitos", al final, Nacho rima "vez" con... "vez" (!).
"Entre gritos y pitos, los españolitos, enormes, bajitos, hacemos por una vez, algo a la vez". ("Un año más").
Impresionante. Tras muchos años de silencio, Mecano volvieron con aquel recopilatorio, "Ana Jose Nacho", que pasó sin pena ni gloria. Eso sí, en algunos de los temas inéditos que incluían, demostraban que habían llegado al cénit de su creatividad en lo que a las letras se refería. ¿Quién se hubiera imaginado que Ana Torroja acabaría cantando con su vocecita cosas tan ¨duras¨como esta?:
"Y si me vuelven a asaltar las ganas de petardear, dame dos hostias y hazme ver que estar aquí es un milagro que se puede compartir". ("El club de los humildes").
Y, también incluía, finalmente, su GRAN OBRA MAESTRA, un compendio de todo lo visto que reproduzco casi íntegramente. Merece la pena:
"Cuando me desperté, y vi a otro tío
acostao de espaldas a mi
lao, me dije: 'El
pavo este, ¿quién es?'. Luego ya razoné, la culpa es del alcohol, debí mezclar ayer hasta volverme maricón. ¿Y qué dirán de mí? ('Dirán que eres gay'). Lo tendré que asumir ('No te apures, rey'). ¿Me aceptarán tal cual? ('Verás como sí').
Stereosexual. Con mi novia, no sé, creo que se lo diré de forma gradual para que no le siente mal. Pero por el squash es mejor no volver, no sea que un día en las duchas no me pueda contener". (...) "Y por el otro
lao ('por el
lao de atrás'), no debe estar tan mal ('¡pero si es lo más...!'), si hay un tanto personal ('pruébalo y verás').
Stereosexual. Cuando me había hecho a la idea, el maromo despertó, y resultó ser una tía con el pelo a lo Grace Jones. Y aunque ya se fotocopie por delante y por detrás, a mí me sale más a cuenta por un lado nada más". ("Stereosexual").
Ahí queda eso. Aunque esto esté escrito en tono jocoso, he de rendirme a la originalidad de estas composiciones. Creo que es un ejemplo de eso que a veces se dice: "Letras así también las escribo yo", pero, curiosamente, nunca, nadie más, ha sido capaz de hacerlo.
(Erm, el título de la entrada de hoy no tiene nada que ver con su contenido. Es simplemente un chiste privado, un homenaje a alguien muy especial, con el único objetivo de levantar falsos rumores...).